#17 Hitler amaba a su perrita: Mascagni y un precioso intermezzo

Siempre se cuenta que Hitler era vegano y amaba a los perros. La conclusión que se saca de ese dato, es que una cosa (la dieta de una persona, su sensibilidad) no puede tomarse como causa de otra (obrar bien, respetar al prójimo, etc). Y es cierto. Hay un caso interesante al respecto. 

Cada cierto tiempo vuelvo a escuchar el Intermezzo de la ópera "Cavalleria rusticana" (1890). Es una pieza delicada que produce una tranquilidad absoluta. Emociona, pero no se adentra en la sensiblería. Logra colocar muy bien cada acorde para completar un camino espiritual. Pues bien, el creador de esa bella obra es el italiano Pietro Mascagni (1863-1945), quien es sindicado como el artista oficial del régimen de Mussolini o, a lo menos, un estrecho colaborador. 
Cuando en 1929 Arturo Toscanini (1867-1957) renuncia a La Scala como protesta contra el fascismo, Mascagni asume algunas de sus actividades. Este creía en una superioridad de la opera y del lenguaje italiano que lo hizo presentarse frente al mismísimo Duce para ofrecerle su colaboración. Fue representante oficial del régimen en algunas festividades internacionales y, aunque pareciera que utilizó su notoriedad en promoverse a sí mismo, no deja de ser inquietante que haya llegado a ese lugar sólo por un ego desbocado. Es algo similar a lo que le ocurrió al viejo Strauss, respecto del cual comentaremos en otro momento.
Como sea, su figura sólo es reconocida por la opera de marras y su repertorio ha caído en el olvido. 
Sobre ello escribe Adorno en un texto titulado “El paisaje de Mascagni. Con motivo de su 70.º cumpleaños: 7 de diciembre de 1933”: "No obstante, en último término Mascagni es un Rimbaud de la música, preparado a abandonar con veinte años; más bien lo contrario de un artiste, incapaz por eso también del hastío del único arte que en cuanto perfecto expulsa de sí al artista. Él lo ha intentado una y otra vez; cada pocos años aparece a lo sumo en los periódicos, como una hidra, la noticia de que el maestro ha acabado una nueva obra que los que la conocen han declarado que es la mejor suya. Mientras tanto, la Cavalleria pone hasta el final de los días su mitológico matrimonio strindbergiano con el payaso a la luz de las candilejas más claramente que los faraglioni sobre los que el dios de los entremeses la forjó a la manera en que en el vecino Etna Hefesto a Afrodita sobre Ares.”
Mascagni murió en un hotel y en la miseria, el año en que se produjo la caída del régimen fascista.

Acá el intermezzo: 


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