#38 Escribir en un trozo de papel: "Somos cinco mil"

En una noticia aparecida en la Bbc, se describe la prisión política de un ciudadano somalí por parte del gobierno Mohamed Siad Barre, un exgeneral del ejército que había tomado el poder en 1969. El ciudadano Mohamed Barud, que así se llamaba, fue preso por repartir panfletos críticos del dictador.
Durante el solitario encarcelamiento lo salvó una particular forma de leer "Ana Karenina" de Tolstoi. Como todos los prisioneros estaban en celdas individuales, no podían comunicarse, pero inventaron un sistema de código morsa mediante el cual golpeando con los puños y las palmas en la pared, pudieron hablar. Luego de ello, un médico pidió un libro, el cual pudo contar letra a letra por las paredes a Barud.

Él señala que hay un antes y un después de "Ana Karenina". Antes de la lectura del libro se estaba volviendo loco, pensaba que su esposa le sería infiel. Luego de la lectura pudo transportarse a otros mundos y comprender a su amada. Esa novela le salvó la vida.

Esta historia se conecta con el poema de Cristina Peri Rossi, de su libro "Estado de exilio": "Ninguna palabra nunca / ningún discurso / —ni Freud, ni Martí — / sirvió para detener la mano / la máquina / del torturador / Pero cuando una palabra escrita / en el margen en la página en la pared / sirve para aliviar el dolor de un torturado, / la literatura tiene sentido".

Por último: en las horas previas a su muerte, aquel 15 de septiembre de 1973, Victor Jara dejó por escrito (con sus manos molidas por los culatazos de los militares), lo siguiente: "... En estas cuatro murallas sólo existe un número que no progresa. Que lentamente querrá la muerte... Canto, que mal me sales cuando tengo que cantar espanto. Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto. De verme entre tantos y tantos momentos del infinito en que el silencio y el grito son las metas de este canto."





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